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Soy un estudiante, ¿no?


Durante el 2020 hemos escuchado mucho acerca de cuestionar y reflexionar sobre nuestra existencia y quiénes fuimos, hemos sido, somos y seremos después de la pandemia...


Hace unos años, era estudiante y disfruté cada segundo de ese privilegio. La experiencia, el enriquecimiento, la curiosidad, las expectativas... ¡una vida por delante! Yo era una estudiante. Maduré como estudiante desde el instituto hasta la universidad, viviendo tanto la alegría de aprender, como las preocupaciones y la ansiedad en torno a las entrevistas y los exámenes. Todavía era un estudiante... porque todo esto era parte de la vida del estudiante...


Università Degli Stdui di Milano, Milán


¿Qué ha sido de la vida de los estudiantes en el 2020?...


El 2020 ha visto las vidas de muchos jóvenes afectadas y muchos sueños futuros detenidos. ¿Qué será de esta generación? .... ¿Qué podemos aprender todos de las vidas de estos jóvenes? ¿Podemos nosotros - adultos y profesionales - ser sus defensores y ayudarles a mantener viva la llama de la esperanza? ¿Podemos dar a los estudiantes consejos prácticos, pero también seguridad, coraje y un sentido de cuidado y pertenencia?



He reunido los testimonios de estudiantes universitarios internacionales comprometidos, sus experiencias, sus sentimientos, sus miedos y sus esperanzas durante el año académico 2020, que ha visto el título "Resistencia" en la portada de sus libros de texto.


Algunos de ellos han querido permanecer en el anonimato y me han contado historias y situaciones vividas directa e indirectamente, a las que me referiré en este artículo. Otros han expresado su experiencia y han querido contribuir a este artículo. Les estoy muy agradecida a todos ellos. Estos estudiantes, como todos los estudiantes de todo el mundo que viven esta pandemia, están haciendo historia.


Tabitha Nutt, está leyendo psicología en la prestigiosa - y mundialmente conocida por el asistente real en el cambio de milenio - Universidad de St Andrews. Tabitha me ha hablado de cómo ha estado coexistiendo con la pandemia como estudiante en un pequeño pueblo costero escocés donde la vida es relativamente tranquila, pero que siempre ha ofrecido a sus estudiantes un rico y variado contexto social y de entretenimiento. Los estudiantes de este año se han perdido eventos tradicionales como los ceilidhs callejeros que baten récords (una forma encantadora y gregaria de baile escocés), las procesiones callejeras, el "pub crawl" de la sociedad y los fuegos artificiales de la playa.













Saint Andrews, Escocia



El funcionamiento restringido de los clubes deportivos ha afectado no sólo el bienestar físico de los estudiantes, sino también su salud mental. Esta restricción, o incluso más, la falta de actividades deportivas ha sido sufrida más al sur de Europa por Alex Ferrando Jenks, estudiante becado de informática en el Instituto Pedralbes en Barcelona.



Tanto Tabitha como Alex han resaltado como su elección de llevar un estilo de vida saludable incluyendo el deporte en su rutina diaria ha sido alterada, viendo cómo una vida activa es reemplazada por una sedentaria, en lo que Tabitha describe como "un hábitat del vacío".

Alex me dice: "Durante más de diez años el tenis ha sido una vía de escape, una especie de botón de reinicio para mí". Puedo sentir casi un estado de 'olla a presión' en las palabras de Alex.



Ambos estudiantes, uno en el otro extremo del continente europeo, comparten el mismo sentimiento de cómo la importancia intangible de la interacción cara a cara se ha convertido de repente en una parte tangible que falta en su vida cotidiana y en su experiencia de aprendizaje.



Durante este año académico la mayoría de los estudiantes de Barcelona se han cambiado a clases online, y según Alex todos comparten la misma sensación de cansancio. Viajando a la Universidad Estatal de Milán, un estudiante universitario anónimo usa exactamente la misma palabra usada por Alex - cansancio - sólo que dicha en italiano: "esaurimento".


El cansancio ha sido vivido y sufrido por algunos estudiantes en Nueva York, donde la experiencia del aislamiento y la falta de atención pastoral de una universidad de renombre mundial se ha llevado a otro nivel, dejando una traumática cicatriz en un estudiante estadounidense que ha deseado permanecer en el anonimato.


Tabitha en Escocia refuerza cómo la sustitución de clases en auditorios llenos de estudiantes dirigidos por un profesor por lecciones en línea no funciona del todo. Ella dice: "Los debates con los compañeros y profesores, distanciados por una pantalla de 13 pulgadas, carece del nivel de comprensión intelectual y conexión humana que los estudiantes universitarios merecen".


A pesar de estar en Barcelona, donde la mayoría de los estudiantes tienen clases online, en el caso de Alex, está contento de seguir teniendo clases presenciales. Según el decano, la principal razón para mantener las clases en formato presencial es que "más del 60% de los estudiantes no asisten a las clases online y, en la mayoría de los casos, acaban abandonándolas".



Universitat de Barcelona, Barcelona



Alex continúa: "Una serie de estudiantes agotados emocional y mentalmente, si no incluso físicamente, debido al confinamiento, están trabajando con el depósito vacío y en muchos casos están cerca de pausar sus carreras, o incluso abandonarlas".


Otro punto recurrente entre los estudiantes es cómo las universidades de todo el mundo parecen querer llevar un "año académico normal" con programas, horarios, plazos, perseverando implacablemente con un servicio de calidad inferior por el mismo precio.



En palabras de Tabitha: "Como señaló un profesor de psicología mío, ¿por qué el semestre tiene que ir tan desesperadamente dentro del marco de tiempo ordinario? ¿Hay algo malo en posponerlo hasta un momento en que se pueda proporcionar la experiencia completa, o al menos hasta que se pueda encontrar una alternativa mejor? ¿Por qué se espera que los estudiantes se ajusten al rígido horario de la Universidad, mientras que se les ofrece una experiencia incomparablemente reducida por el mismo considerable precio? Como universidad prestigiosa y académica, St Andrews es conocida por proporcionar una educación de alta calidad y bien organizada. Mi experiencia el primer y segundo año confirman esta expectativa y mi enorme préstamo estudiantil siempre me ha parecido justificado. Sin embargo, me costaría decir lo mismo esta vez. Este año académico, sin duda, se ha quedado corto en cuanto a la relación calidad-precio".


En Barcelona, Alex comenta: "Las universidades siguen dando una cantidad absurda de trabajo y proyectos para compensar el no poder hacer exámenes".


La misma sensación y experiencia viven algunos estudiantes de universidades londinenses igualmente prestigiosas como King's, UCL y St. Martin's. Una mezcla de lecciones en línea y en persona se está llevando a cabo. Algunos estudiantes de primer año ni siquiera han cruzado las puertas de sus universidades, ni han paseado por los pasillos de su campus. Se les ha arrojado al mundo de la universidad, dejándoles navegar a través de su nueva vida académica "a distancia" en todos los sentidos de la palabra, trabajando en ensayos que deben entregar en un plazo fijo, sin importar las circunstancias.


Parece haber un sentimiento general de estar perdiendose parte de la experiencia. Una sensación de vacío.


Alex en Barcelona, me cuenta su historia:

"Se trata, casualmente, de un viernes 13 de marzo. A estas alturas, he estado organizando mi Erasmus a Lisboa con Edu, un colega mío, durante los últimos meses.

Íbamos a salir el dia 20 para empezar unas prácticas en una empresa del sector tecnológico.

Vuelos y estancia, reservados. Las maletas hechas. Estabamos listos para partir.


Esa misma tarde de viernes, 13, el Presidente del Gobierno español Pedro Sánchez anuncia, en directo por televisión, una cuarentena indefinida que entraría en vigor al día siguiente, sábado 14.


"Flashforward" al lunes, nuestros profesores nos llaman a Edu y a mí para notificarnos de lo que ya se nos había hecho obvio. No íbamos a ir a ninguna parte. Teníamos que cancelar nuestros vuelos y la habitación en la residencia de estudiantes que habíamos reservado. Y, por supuesto, también tuvimos que devolver la beca que nos habían concedido.


Así que, en lugar de las prácticas, nuestros profesores nos dijeron que íbamos a tener que dedicar las 250 horas que habríamos trabajado en Lisboa, a una especie de "proyecto" de ambigua algo ambigua.


Al final, dedicamos esas horas a aprender programación, lo que terminó siendo bastante útil para las clases de este año. Sin embargo, y muy a mi pesar, 9 meses después, todavía no puedo evitar tener la sensación de haber perdido uno de esos trenes que quien sabe si volveré a poder coger...... Puede que nunca vaya a volver a tener la oportunidad de hacer unas prácitcas en una empresa de tal calibre, y mucho menos de aprovechar una experiencia como la que me habría brindado esa beca".



¿Necesitan las universidades de todo el mundo replantearse su enfoque? ¿Han tenido, o todavía tienen el tiempo y las herramientas para reorganizarse? ¿Debería reconfigurarse un nuevo sistema? ¿Deberían las universidades reinventarse? ¿Tienen realmente el privilegio de admitir que se está llevando a cabo una lucha en el seno mismo del mundo académico, cuando se espera tanto de ellas?


Están haciendo malabares. Como todos nosotros. Las universidades también han sido tomadas por sorpresa como todos nosotros. El servicio y los honorarios. Expectativas y entrega. Educación y experiencia. ¿Cómo se puede medir todo esto por los estudiantes y profesores vulnerables por igual?



Los estudiantes con los que hablé han dejado que sus corazones fluyan con autenticidad al hablar de su experiencia, sus sentimientos, sus decepciones e incertidumbres. No es sorprendente que el optimismo no haya surgido al hablar con ellos. No obstante, sigo esperando que puedan, en cualquier caso, sacar provecho intelectual y emocional de sus circunstancias excepcionales, convirtiendo la resistencia que han mostrado hasta ahora en una lección de vida y una perspectiva única vivida a través de la experiencia, la vulnerabilidad y la adaptabilidad, dando así forma a una "nueva generación" de estudiantes. Que han adquirido un significado más profundo de la palabra aprendizaje.




Mi gratitud va a todos los estudiantes que han dado su testimonio. Un agradecimiento especial a Tabitha Nutt y a Alex Ferrando Jenks por su contribución a este artículo.

Grazia Giuliani




Tabitha Nutt, St. Andrews University
Alex Ferrando, Institut Pedralbes

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