La vida lleva la muerte dentro de sÃ, aunque la muerte vuelve a la vida en un ciclo. Siendo la ausencia de color, el negro equivale a muerte y los colores a vida...
Al reflexionar sobre esta polarización, uno no puede dejar de preguntarse si la siempre representada, eterna lucha entre el blanco y el negro - como con la oscuridad y la luz, el mal y el bien - mantiene su connotación negativa, ya que la vida no puede existir en una oscuridad constante.
Sin embargo, el negro es también el color de la sofisticación y la elegancia. El absoluto. El misterio. El poder. La virilidad. Hay fuerza en él.
Esa misma fuerza es la que porta y emana la Diosa Venus. Deidad del amor, del deseo, de la fertilidad, del cuidado maternal y de la prosperidad, Venus es a la vez Diosa y planeta hermana de la Tierra.
Venus observa lo que le sucede a su hermana. Lo que ha estado viendo con sus brillantes ojos - desde lo alto del cielo - es una aceleración de la degradación causada por nuestra civilización.
Las antiguas civilizaciones se maravillaban de la infinidad del cielo, de sus paraÃsos y de los planetas. Adoraban a los dioses. NutrÃan a la Madre Tierra cuidándola y ofreciéndole sacrificios. Cuanto más se alimentaba a la Madre Tierra, más generosa se volvÃa con la abundancia de recursos que regalaba a la humanidad.
La humanidad se volvió codiciosa. AsÃ, la maravilla ha sido sustituida por la observación astuta, la adoración se ha convertido en falta de respeto, y la abundancia se está agotando.
La Tierra se ha vuelto vulnerable.
Venus, sensible al grito de auxilio de su hermana, está despertando la conciencia humana - desde el individuo hasta el colectivo - con un vigoroso efecto dominó. Redescubrir la comunión con la Naturaleza, la flora y el reino animal, todos hijos nacidos del vientre de la Tierra, es primordial para el bien común.
Yo, como mujer, me siento cercana a ambas, a la próspera fertilidad de la Madre Tierra y de la sensual, amorosa y cariñosa Venus. Ambas envuelven y abrazan. Ambas dan.
Dar generosamente es uno de los actos de amor y benevolencia más gratificantes. Y cuando respondemos devolviendo recÃprocamente, sentimos que hemos llenado la otra mitad de lo que se nos ha dado.
Para renovar nuestra relación con la Madre Tierra, debemos poner en práctica actos diarios de bondad: reducir la contaminación y aumentar el reciclaje, adoptar un consumo consciente de los recursos naturales, fomentar la conciencia medioambiental, o ser quien hace el cambio. El tiempo se acaba. Todos lo sabemos. La Tierra está enferma.
Sin embargo, Venus está tocando poderosamente los corazones, sacudiendo la conciencia e impulsando a la humanidad a amar de nuevo a la Madre Tierra.
Me enorgullece estar aquÃ, con esta imagen en blanco y negro, para reflejar y exudar la voluntad de Venus de avanzar en la lucha contra la contaminación, para que la oposición en blanco y negro entre la humanidad y la Tierra se fusione en armoniosas tonalidades de colores, cuya variedad tanto pertenece y define a la Naturaleza.
Venus nos lleva a todos, con virtud, en su onda longitudinal dominante para devolver a la Madre Tierra su belleza, que no debe marchitarse sino hacerse florecer… Al igual que una flor de loto
púrpura que crece en las profundidades de las aguas turbias, para salir a la superficie desde el barro hasta la luz en plena pureza, regeneración y renacimiento.
Grazia Giuliani
Black Venus La tierra se vuelve color
Gianna Carrano Sune'
Exposición fotográfica y literaria
Foto: Gianna Carrano Sune'
Textos literarios: Varios autores, entre ellos Grazia Giuliani alias Gigi
Sala Sant Antoni - Fundacio' Sa Nostra, Mao - Menorca
12.05.21 - 28.05.21
Inauguración: 12.05.21 - 18.30h
Es necesario registrarse para entrar: +34 683145741