La crisis mundial de los plásticos ya existente se ha visto exacerbada por la crisis de la pandemia mundial. Al igual que el virus, el plástico está en todas partes. Envases de un solo uso; ropa que contiene fibras plásticas que se degradan al lavarse; delicioso pescado preparado y saboreado por algunos de nosotros que muchas veces contiene plástico en sus tripas.
Es un ciclo sin fin. Creamos plástico. Lo usamos. Lo desechamos... y vuelve a nosotros en nuestra comida. Un círculo vicioso. Una epidemia de contaminación del plástico.
El descubrimiento del plástico se consideró un "avance", cuando fue inventado en 1907 por el belga-americano Leo Baekeland, por su durabilidad y su alta diversidad de uso. Se trataba del primer plástico completamente sintético, también conocido como baquelita.
A lo largo del siglo XX, la producción en masa y el uso del plástico se generalizó en los años 50 y, en el lapso de 70 años, tenemos decenas de miles de millones de residuos plásticos por tratar y/o reciclar. Cifras inmanejables.
Irónicamente, si se investiga la historia del plástico, uno se encuentra con afirmaciones que indican que los humanos comenzaron a utilizar los plásticos dado que se suponía que iban a contribuir a proteger a la naturaleza de las fuerzas destructivas de la necesidad humana.
La escasez de recursos naturales a disposición de los humanos habría tenido enormes limitaciones sociales y económicas. Limitaciones que, por otro lado, no se dieron gracias a la creación de nuevos materiales, como el plástico.
El plástico dura para siempre. Y, aunque pareciese un beneficio fundamental de su invención, el 33% del plástico generado se utiliza una vez y luego se desecha. El plástico no es biodegradable. Se va rompiendo en trozos más y más pequeños generando lo que se conoce como “microplásticos" que comen los peces, mamíferos marinos y aves marinas.
He aquí un hecho fascinante, alucinante y desconcertante que leí en un artículo en National Geographic publicado en junio de 2018. La situación ha seguido deteriorándose a un ritmo rápido desde su publicación, sin embargo el hecho reportado es algo que había estado sucediendo 'naturalmente' durante años y es probable que continúe el resto de nuestra existencia como especie.
En un artículo de 2004, el Dr. Richard Thompson acuñó el término “microplásticos", refiriéndose a los diminutos trozos de plástico que se descomponen principalmente por la luz solar y las olas del mar, y se convierten en residuos. El Dr. Thompson descubrió otro factor responsable de los microplásticos en el mar, como crustáceos pequeñísimos parecidos a los camarones, que son comunes en las costas europeas. Estos pequeños habitantes del mar mastican el plástico a una velocidad increíble, engulléndolo todo, especialmente cuando el plástico está cubierto con alguna substancia aceitosa. Estas substancias son ingeridas y digeridas y los pedazos de plástico son escupidos o defecados en el mar.
El artículo se remonta a 2018. ¿Cuántos "festines", ingestas y digestiones de microplásticos más han ocurrido desde entonces? Claramente algo ha ido terriblemente mal. Nosotros, los creadores, consumidores y productores de residuos no nos salvamos ni de los plásticos ni de sus efectos nocivos.
Del plástico se desprenden químicos tóxicos. Nuestra sangre, tejidos, sistema inmunológico están expuestos a tales toxinas causando cáncer, defectos de nacimiento y problemas endocrinos y de inmunidad. Algo ha ido terriblemente mal aquí también.
Sin embargo, en la próxima década la industria de los combustibles fósiles - los gigantes del petróleo - planean aumentar la producción de plástico en un 40%. El gas fraccionado se convertirá en plástico, contaminando el aire para empezar, para terminar en nuestros océanos.
Así que, aquí va una pregunta para nuestros curiosos lectores. ¿Por qué?
Si todo lo anterior es conocido por la mayoría. Si el llamado Gran Parche de Basura del Pacífico es algo que todos conocemos, donde los desechos plásticos se depositan debido a un sistema de corrientes arremolinadas... ¿Por qué el plástico es arrojado descuidadamente en costas y ríos, donde luego es arrastrado por el viento o corren hacia los mares y océanos por el flujo de los ríos? ¿Por qué no hay una conciencia completamente desarrollada y globalizada sobre lo que está sucediendo?
En los países económicamente desarrollados, las grandes industrias están dirigidas por personas altamente educadas y capacitadas. Al mismo tiempo, en algunos países en desarrollo, se carece de educación y de conciencia acerca de lo que es el plástico y sus consecuencias destructivas si se usa mal.
Papeles y documentos, los gobiernos prometieron programas, objetivos, portadas, noticias, debates y discusiones sobre el plástico. Sin embargo, a nuestro planeta le pesan miles de millones de toneladas de plástico.
En el último año, la actividad humana se ha ralentizado, si no reducido, por la pandemia del Coronavirus, que parece haber tenido en realidad un efecto
‘beneficioso’ - casi irónico - sobre el "bienestar" del planeta. Se ha informado de que las tasas de contaminación han disminuido gracias a la reducción de las emisiones de carbono, el cierre temporal de fábricas e incluso el impacto en la conservación de la vida silvestre.
Sin embargo, el uso mensual de más de cien mil millones de mascarillas y guantes desechables debido al Covid-19 ha unido de forma alarmante al escuadrón de desechos plásticos y contaminación de nuestros mares. Guantes de silicona, imitando los movimientos de una medusa, flotan en el mar siendo comidos por tortugas marinas. Las máscaras se enredan con peces, animales marinos y aves.
Todo producto de un solo uso ha ido en aumento en tiempos de "covid" y la mayoría de estos artículos están hechos de plástico. Alimentos envueltos en plásticos asequibles y no reciclables, comida para llevar, cubiertos de plástico de un solo uso, han sido elegidos por encima de las alternativas más caras y respetuosas con el medio ambiente por la mayoría de los consumidores.
El monstruo del plástico ha crecido a un tamaño enorme en 2020, acrecentando más si cabe el problema.
Los centros de reciclaje están colapsando tanto en las economías desarrolladas como en las economías en desarrollo. Los programas de reciclaje han sido abandonados en algunos Estados debido a las reducciones causadas por la pandemia, lo que amplifica el trabajo mal pagado de las comunidades de recolectores de desechos en los países en desarrollo, que son el último recurso para proteger a los océanos de ser barridos por las catastróficas olas de desechos plásticos.
En medio de la redacción de este artículo, me insto a no ahogarme en el pesimismo y a celebrar tanto las infinitas medidas individuales que la gente toma para reducir el uso y los desechos de plástico, como a difundir información sobre iniciativas impactantes como ReSource de la WWF, destinadas a obtener una contabilidad transparente del plástico usado y reciclado por las multinacionales.
Esta divulgación ya es un enorme paso hacia la transparencia de los datos que permitirá a las organizaciones activistas, como Greenpeace, pedir implementaciones y cambios. La WWF ya ha podido hacer recomendaciones a las cinco empresas multinacionales que han participado en este proyecto. Tales recomendaciones son:
- Eliminar los productos no reciclables innecesarios, como las pajitas de plástico, por ejemplo.
- Priorizar la inversión en productos sostenibles.
- Trabajar para duplicar la tasa de reciclaje.
- Exigir transparencia a las 10.000 empresas más importantes.
Se requiere una urgente aplicación de los puntos anteriores por muchas otras empresas multinacionales. Para que la llamada del movimiento 2030 para resolver la crisis del plástico pueda ocurrir realmente y no se quede en el tintero.
2030 no está muy lejos. La necesidad de cambiar la marcha de todos nuestros esfuerzos y adoptar una mentalidad de acción como respuesta a esta urgencia es necesaria. Empecemos paso a paso. Reciclar responsablemente. Recojan residuos plásticos que vean en la calle, en la orilla, en el mar. Reduzcan el desperdicio y el consumo de lo superfluo. Apoyen activamente las iniciativas de cualquier forma que se pueda, aunque sea poco, para que las grandes empresas se expongan a la llamada a la transparencia de su uso y gestión de los residuos de plástico.
La mayoría de situaciones se han vuelto urgentes y críticas en esta crisis. A partir de pequeños hábitos - para evitar que nos veamos críticamente abrumados con grandes proyectos - nosotros, individualmente, podemos tener un impacto.
En septiembre de 2020 flavoured.it fundó el Movimiento del Mar Claro - Il Movimento del Mar Chiaro - en apoyo de la Sociedad de Conservación Marina del Reino Unido y de la iniciativa Beach Clean del artista internacionalmente aclamado Fernando Montaño. Flavoured.it y la Compañía de Danza Medusa se centraron en el microplástico en una playa de Menorca, reserva natural de la UNESCO. Recogimos microplástico, tanto como pudimos. Los bailarines transformaron la recogida en una danza. Un ritual para agradecer a la Madre Naturaleza por darnos mares, océanos, playas y todas las criaturas que viven en este espectacular entorno. Organizamos paseos (y bailes) para limpiar las playas de Menorca. Si quiere participar, póngase en contacto con nosotros.
Gracias por leer y gracias por compartir, si crees que estamos en la misma onda...
Grazia Giuliani
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